La lira es un instrumento de cuerda punteada antiguo, con forma de ábaco, cuyo origen los griegos atribuyeron a Hermes, dios de la retórica y el comercio (otras versiones menos populares lo atribuyen a la musa Polimnia, una de las nueve musas artísticas, hijas de Zeus). Fue el instrumento musical que talló Orfeo y el que porta Apolo, (dios de la música), como símbolo de la unificación del estado ciudadano, de la cultura, la música, la religión y las ciencias. Este instrumento era muy importante en la vida cotidiana y popular en todas las poblaciones griegas, siendo muy frecuente hallar en las antiguas vasijas escenas donde se puede ver a los personajes ejecutando la lira y otros instrumentos cordófonos.
La lira es un instrumento musical que, como el arpa, se toca con las dos manos.
Dicen que Orfeo era capaz con este instrumento de detener a las bestias salvajes, mover rocas y árboles y detener el curso de los ríos.
La lira es un instrumento considerado muy inspirador, por ejemplo para el rey David, fue su compañero inseparable para cantar sus poemas a Yahvé y consolar las penas del rey Saúl. La lira era utilizada como herramienta de alabanza a Dios, eso hacían los reyes, aristócratas y poderosos de ese tiempo, los cuales contrataban a trovadores y vates que interpretaban la lira y por ello permanecían tiempo completo en sus residencias y palacios, quizás sea por esto que la lira es considerada como símbolo de los poetas.
No es un secreto que la música purifica mucho el espíritu y mas cuando hay profundas penas.
Las leyendas también dan cuenta que es una herramienta preferida por los ángeles y los seres míticos como hadas, elfos y elementales en general. Su sonido es etéreo de alta vibración. En la antigüedad se la asociado con lo divino, así como el violín y la flauta. Al hacer esta conexión con octavas muy elevadas se la ha llamado "el lenguaje de los pájaros o de los dioses" y también de jerarquías superiores o celestiales. Este lenguaje es percibido por espíritus que han alcanzado altos estados de conciencia.
La lira también posee la misma octava musical que las campanas y cuencos cuyos sonidos, por tener frecuencias especiales, resultan muy armonizantes para el cuerpo mental, emocional y físico, siendo utilizado con fines terapéuticos como preludio a los estados de conciencia meditativos. Algunas culturas han empleado estos instrumentos para ayudar al tránsito de los moribundos a su morada final. Esta función simbólica entre los dos planos le da a la lira un toque místico.
La fundación de Nápoles está ligada a la mitología griega, concretamente a la sirena Parténope. Es una historia de amor y de pasión. Cuenta la leyenda que Parténope era una bellísima muchacha. Era tan bella que la diosa Afrodita sentía celos de ella y para castigarla la convirtió en un ser mitad humano mitad pez.
La joven sirena cayó prendida de Ulises (Odiseo) y de sus hazañas. Estaba tan prendida de él que cuando se enteró que su barco pasaría junto al golfo de las sirenas, engañó a sus hermanas para ser la única que fuese a cantarle.
Según podemos leer en la odisea Ulises sabía del influjo cautivador de las sirenas, de sus cantos hermosos pero mortales. Aquellos que oyesen el canto de las sirenas correrían desenfrenados a buscarlo, a encontrarlo, a morir por el.
Es por eso que Ulises mandó a sus compañeros que lo atasen al mástil del barco y que todos los tripulantes se pusieran tapones de cera en los oídos. Cuando llegaron a las cercanías del golfo de las sirenas, la pobre Parténope comenzó a cantarle a su amado.
Parténope sabía el riesgo que corría al cantarle a tan bravo aventurero y, pese a ello, lo hizo por amor. Si una sirena le canta a un mortal y este no cae en sus brazos la sirena muere. Al principio la canción de amor era fuerte, intensa y Ulises la oyó sin poder acudir a los brazos de la pobre Parténope que poco a poco fue muriendo. Al final la canción se transformó en un quejido y nuestra pobre sirena dejó de cantar para siempre.
Las corrientes la transportaron por el mar y las olas la depositaron en la orilla del Golfo de Nápoles. Allí unos pescadores la encontraron, la enterraron y construyeron un templo en su honor. Con el tiempo más gente comenzó a vivir en torno al templo.
Así fue como surgió Nápoles, a partir del amor de una sirena por el héroe Ulises. Una historia de amor, de canciones, de mitos y leyendas. Una historia y unos sentimientos que aun perduran en los napolitanos. A veces a Parténope se la identifica también con el nombre de Pisínoe y se la representa tocando la lira.
Texto tomado de las siguientes páginas: "Wikipedia"; "La lira, instrumento de ángeles y poetas por Delmy Recuero"; "Mi bella sirena Parténope".
Y Parténope también está presente en unas veletas.
Las leyendas también dan cuenta que es una herramienta preferida por los ángeles y los seres míticos como hadas, elfos y elementales en general. Su sonido es etéreo de alta vibración. En la antigüedad se la asociado con lo divino, así como el violín y la flauta. Al hacer esta conexión con octavas muy elevadas se la ha llamado "el lenguaje de los pájaros o de los dioses" y también de jerarquías superiores o celestiales. Este lenguaje es percibido por espíritus que han alcanzado altos estados de conciencia.
La lira también posee la misma octava musical que las campanas y cuencos cuyos sonidos, por tener frecuencias especiales, resultan muy armonizantes para el cuerpo mental, emocional y físico, siendo utilizado con fines terapéuticos como preludio a los estados de conciencia meditativos. Algunas culturas han empleado estos instrumentos para ayudar al tránsito de los moribundos a su morada final. Esta función simbólica entre los dos planos le da a la lira un toque místico.
La fundación de Nápoles está ligada a la mitología griega, concretamente a la sirena Parténope. Es una historia de amor y de pasión. Cuenta la leyenda que Parténope era una bellísima muchacha. Era tan bella que la diosa Afrodita sentía celos de ella y para castigarla la convirtió en un ser mitad humano mitad pez.
La joven sirena cayó prendida de Ulises (Odiseo) y de sus hazañas. Estaba tan prendida de él que cuando se enteró que su barco pasaría junto al golfo de las sirenas, engañó a sus hermanas para ser la única que fuese a cantarle.
Según podemos leer en la odisea Ulises sabía del influjo cautivador de las sirenas, de sus cantos hermosos pero mortales. Aquellos que oyesen el canto de las sirenas correrían desenfrenados a buscarlo, a encontrarlo, a morir por el.
Es por eso que Ulises mandó a sus compañeros que lo atasen al mástil del barco y que todos los tripulantes se pusieran tapones de cera en los oídos. Cuando llegaron a las cercanías del golfo de las sirenas, la pobre Parténope comenzó a cantarle a su amado.
Parténope sabía el riesgo que corría al cantarle a tan bravo aventurero y, pese a ello, lo hizo por amor. Si una sirena le canta a un mortal y este no cae en sus brazos la sirena muere. Al principio la canción de amor era fuerte, intensa y Ulises la oyó sin poder acudir a los brazos de la pobre Parténope que poco a poco fue muriendo. Al final la canción se transformó en un quejido y nuestra pobre sirena dejó de cantar para siempre.
Las corrientes la transportaron por el mar y las olas la depositaron en la orilla del Golfo de Nápoles. Allí unos pescadores la encontraron, la enterraron y construyeron un templo en su honor. Con el tiempo más gente comenzó a vivir en torno al templo.
Así fue como surgió Nápoles, a partir del amor de una sirena por el héroe Ulises. Una historia de amor, de canciones, de mitos y leyendas. Una historia y unos sentimientos que aun perduran en los napolitanos. A veces a Parténope se la identifica también con el nombre de Pisínoe y se la representa tocando la lira.
Texto tomado de las siguientes páginas: "Wikipedia"; "La lira, instrumento de ángeles y poetas por Delmy Recuero"; "Mi bella sirena Parténope".
Y Parténope también está presente en unas veletas.
| Veleta representando a Parténope, la sirena que murió por amor a Ulises. Munich. Alemania |
| Cercana a esta cúpula. Munich. Alemania |
| Veleta de Parténope también conocida como Pisínoe. Munich. Alemania |
| En esta cúpula. Munich. Alemania |
| Veleta representando a Parténope. Bergen. Noruega |
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