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Ardilla

La ardilla más pequeña mide 13 cm y casi un metro la más grande del mundo, contando que la responsabilidad de gran parte de este tamaño es de la cola. Este mamífero roedor, de la familia Sciuridae, puede encontrarse por todo el mundo excep-to en Oceanía y la Antártida. Escaladores experimentados tan solo bajan al suelo para buscar comida como frutos secos, se-millas, raíces y hojas, y en alguna ocasión huevos o pájaros pequeños. Sus dientes no dejan de crecer en toda su vida por lo cual deben limarlos constantemente. 
Son animales diurnos, con excepción de las ardillas voladoras, y son muy sensibles a los cambios de temperatura así como a los climas extremos, algunas hibernan con el frío o permanecen prácticamente inactivas con el calor. Tienen muy desarrollado el sentido del olfato, del oído y de la vista y viven entre 5 y 10 años, en libertad.
Es un animal de claro simbolismo selectivo especialmente entre los pueblos y civilizaciones de la Europa Central.
Entre los germanos estaba considerada como un animal sagrado, y en tal sentido, se decía que era la protegida del dios del fuego y del trueno.
Además siempre se la relacionaba con el propio simbolismo arbóreo y así, la ardilla era uno de los huéspedes del fresno denominado Yggdrasil, el cual tenía sus raíces en el propio cosmos. 
En las sociedades medievales el simbolismo de la ardilla era bastante negativo y se la asociaba con el mal.
En los famosos festivales del fuego, realizado por diversas culturas en tiempo pascual, las ardillas formaban parte del ritual llevado a cabo para mantener incandescentes las hogueras. Por esto se ha considerado a estos animales como representantes de una fuerza emblemática imposible de subyugar y sojuzgar.
Para muchas culturas del mundo, pero en especial para los pueblos originarios de América, los animales eran la representación en la tierra de las fuerzas de la naturaleza y estaban para  guiar y para enseñar  a las personas esas cualidades que como humanos han perdido o no tienen desarrolladas como ellos.
Parte importante de estas culturas era representar a los diferentes animales que guían a las personas a lo largo de su vida en una columna con sus figuras, estas columnas son llamadas tótem y para cada persona hay uno en particular que lo guía durante toda su vida o puede ir cambiando según crece y va aprendiendo las cualidades que los espíritus guía han venido a enseñarles.
Uno de los animales totémicos es la ardilla que representa la actividad, la anticipación y la alegría de vivir. La ardilla enseña principalmente a encontrar el equilibrio entre el esfuerzo, el ahorro y el provecho. Nos enseña que durante el esfuerzo que realizamos para sobrevivir podemos socializar y aprender, encontrando también momentos para el ocio. 
La ardilla es un animal con mucha energía pero que no es malgastada, nos enseña que debemos desechar las cargas innecesarias tanto materiales como espirituales.
Al ser un animal energético, la ardilla nos muestra que debemos ocuparnos de como nos relacionamos, cuan activos estamos y si no será necesario, o bien poner un poco más de energía o bien equilibrar nuestras actividades para darle a cada cosa el tiempo que merece.
Un talismán con la imagen de la ardilla como animal totémico nos ayudará a buscar el equilibrio, nos mostrará el camino para compensar el trabajo con el tiempo libre y a dedicarnos a lo importante.
Texto tomado de las siguientes páginas: "National Geographic" de España; "Simbología de la Ardilla" por Redacción en Sociedad; "Animales Totémicos: la Ardilla".
Y, en algunos casos, la ardilla nos podrá indicar la dirección del viento.



La veleta indica viento noroeste. San Isidro. Buenos Aires. Argentina

A contraluz. San Isidro. Buenos Aires. Argentina

En esta chimenea. San Isidro. Buenos Aires. Argentina

La veleta indica viento sudoeste. Bariloche. Río Negro. Argentina

A contraluz. Bariloche. Río Negro. Argentina

La veleta indica viento noroeste. Puerto Pañuelo. Río Negro. Argentina

En este techo. Puerto Pañuelo. Río Negro. Argentina

La veleta indica viento noreste:  Villa General Belgrano. Córdoba. Argentina. (Foto: Marta Busch Sorensen)

En esta casa. Villa General Belgrano. Córdoba. Argentina. (Foto: Marte Busch Sorensen)        



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