Un cometa es un cuerpo celeste sólido formado por rocas y hielo, que forma parte del sistema solar. Los cometas siguen distintas trayectorias y desarrollan una atmósfera que rodea al núcleo, que se llama cola, formada por polvo y gas. Cuando los cometas se van acercando al sol el viento azota estos componentes y se forma lo que conocemos como cola o cabellera.
Las órbitas de los cometas cambian constantemente y se ven afectados por los acercamientos a los planetas. Algunos cometas se mueven muy cerca del sol y son destruidos y otros son enviados fuera del sistema solar.
Los cometas han inspirado terror y desconfianza desde la antigüedad. Se les consideraba presagios de desastres. Los cometas también eran tomados por otras culturas como símbolos de poder y grandiosidad. Mientras la mayoría de los cuerpos celestes viajan a través del cielo a intervalos regulares y predecibles los cometas aparecen como erráticos e impredecibles. Esto llevó a muchas culturas de la antigüedad a creer que los dioses interferían en los movimientos de los cometas y que los enviaban como un mensaje.
Otras muchas culturas también los consideraban una señal de mal augurio. Por ejemplo en la antigua Roma se asoció la reciente aparición de un cometa con el asesinato de Julio César. Según los mongoles los cometas anunciaban las tormentas, heladas y todo tipo de destrucción y en Babilonia los culpaban de provocar inundaciones, fuego y azufre.
El cometa Halley es un cometa muy brillante que gira alrededor del sol con un período de 76 años. Su aparición en el cielo terrestre ha sido documentada en numerosas ocasiones a lo largo de la historia, estando las más antiguas acompañadas de testimonios cargados de miedo.
Un buen ejemplo es el del año 1910 cuando gran parte de la población lo asoció a un inminente fin del mundo. En ese momento ya había suficientes conocimientos sobre astronomía para desmentir esas supersticiones. Pero, a pesar de los mensajes de tranquilidad de los científicos, muchas personas acabaron suicidándose.
Sin embargo fue varios siglos antes cuando se cometió una de las más curiosas tropelías en torno a este cometa. En 1456, en plena Edad Media, el hambre, las enfermedades y todo tipo de desastres naturales estaban azotando a la humanidad. De repente el planeta Halley hizo aparición en le cielo, saludando burlón con su cola de fuego. Todo el mundo lo consideró culpable de sus desdichas y el miedo a futuras embestidas comenzó a invadir a la población hasta que el papa Calixto III decidió cortar de raíz excomulgando al cometa y tranquilizando con ello a la cristiandad que dejó de temer las represalias del astro.
Resulta curioso como el desconocimiento puede dar lugar a tanto miedo. Por suerte hoy en día sabemos lo suficiente para temer muy pocas cosas. Como decía Marie Curie dejamos de temer aquello que hemos aprendido a entender y, desde luego, tenía muchísima razón.
Aunque los mitos y leyendas podrían hacernos creer que las antiguas civilizaciones tenían poco conocimiento científico acerca de que podrían ser meteoros, cometas o asteroides, nada más lejos de la verdad. Los primeros astrónomos del Próximo Oriente, los que crearon los calendarios babilónico y egipcio además de los datos astronómicos, eran, de lejos, los más avanzados de la antigüedad. Y un reciente estudio de los antiguos textos cuneiformes ha demostrado que la capacidad de los antiguos babilonios para seguir el rastro a cometas, movimientos planetarios y acontecimientos celestes se remonta a una época tan antigua como el primer milenio a. C. incluyendo una geometría mucho más compleja de lo que se creía hasta ahora.
Texto tomado de las siguientes páginas: "Cometas en las culturas antiguas". Esoterismo.co; "Las leyendas de los cometas: de la ignorancia al miedo" Omicrono; "Mitos y meteoros: como explicaban las antiguas culturas los cometas y otro pedazos de roca que caen del cielo".
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