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Castillo

Castillo (del latín castellum, diminutivo de castrum) es, según la definición del diccionario de la Real Academia Española, un lugar fuerte, cercado de murallas, baluartes, fosos y otras fortificaciones. Desde el neolítico (entre 8500 a.C y 2500 a.C) la población construyó castros y fortificaciones en colinas para defenderse. Muchas de ellas construidas de barro (tapial) han llegado hasta nuestros días junto con la evidencia del uso de empalizadas y fosos. Posteriormente se fueron construyendo en piedra o en ladrillos de barro o adobe según la disponibilidad de materiales o la necesidades defensivas. Los romanos encontraron enemigos que se defendían en colinas fortificadas que llamaron oppidum. Aunque primitivas eran efectivas y requerían del uso de armas y otras técnicas de asedio para superar las defensas.
Si bien los primeros castillos datan del siglo IX su origen es más antiguo y tienen precedentes en la arquitectura militar de la Grecia clásica. En la Alta Edad Media se utilizaba como cerco defensivo una mera empalizada de madera, pero la evolución del armamento y de las técnicas militares hizo inservible este procedimiento; más adelante se confió en la solidez de las construcciones en piedra y en la altura de los muros que con este material podía alcanzarse.
Aunque los castillos feudales proliferaron durante la Edad Media el castillo no solo cumplía funciones puramente castrenses sino que servía también de residencia a los señores de la nobleza y a los propios reyes, llegando con el tiempo a ser un auténtico palacio fortificado. Si bien podía estar enclavado en los núcleos urbanos lo común es que se situase en lugares estratégicos, normalmente en puntos elevados y próximos a un curso de agua para su abastecimiento desde donde pudiera organizarse la propia defensa y la de las villas que de él dependían.
A partir del siglo XVI, con el ocaso del feudalismo y la consolidación de las monarquías absolutistas, la nobleza propietaria de los castillos los fue abandonando a cambio de mansiones palaciegas en la corte. Por este motivo y porque quedaron obsoletos en su función militar los castillos perdieron todo interés y decayeron hasta la actual ruina de la mayor parte de todos ellos. 
El castillo está situado generalmente en las alturas o en el claro de un bosque, es una morada sólida y de difícil acceso. Da impresión de seguridad, es un símbolo de protección. Pero su situación misma lo aísla un poco de los campos, bosques y colinas. Lo que encierra está separado del resto del mundo, toma aspecto lejano tan inaccesible como deseable.
El castillo es la respuesta del fin del milenio frente a las inseguridades de la vida. Replegarse hacia uno mismo para reencontrarse y defenderse en parte de uno mismo y en parte de los otros. El castillo es asimismo un lugar de poder y dominio desde donde el noble dominaba su territorio pero al mismo tiempo, por el pacto feudal, estaba obligado a defender a los súbitos de cualquier peligro. Es una respuesta genial en un momento oscuro de las sociedades cuando, hundido el Imperio Romano y el Carolingio, Europa entraba en una edad azarosa. Es curioso que en la era "postmoderna" todos queremos vivir en las costas y en los valles y el máximo dinero a pagar por una casa sea su proximidad a la costa en cambio en aquel tiempo la más valiosa construcción se hallaba en el lugar más alto y alejado de la costa.
Texto tomado de las siguientes páginas: "Wikipedia"; "Simbología: el castillo"; "La estructura y simbolismo de los castillos".
Y algún nostálgico puso un castillo en una veleta.
Veleta de castillo. Salzburgo. Austria

En esta cúpula. Salzburgo. Austria

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