Un avión (del francés avion y este como forma aumentativa del latín avis, ave) también denominado aeroplano es un aerodino de ala fija o aeronave con mayor densidad que el aire, dotado de alas y un espacio de carga capaz de volar impulsado por ninguno, uno o más motores. Los aeroplanos incluyen a los monoplanos, los biplanos y los triplanos. Los aeroplanos sin motor se denominan planeadores o veleros y han sido usados desde los inicios de la aviación, para la llamada aviación deportiva e incluso para el transporte de tropas durante la segunda guerra mundial.
El sueño de volar se remonta a la prehistoria. Muchas leyendas y mitos de la antigüedad cuentan historias de vuelos como el caso griego del vuelo de Ícaro. Leonardo da Vinci, entre otros inventores visionarios, diseñó un avión en el siglo XV. Desde el primer vuelo realizado por François de Rozier y el marqués d'Arlandes (en 1783) en un aparato más liviano que el aire, un globo de papel construido por los hermanos Montgolfier lleno de aire caliente, el mayor desafío pasó a ser la construcción de una máquina más pesada que el aire, capaz de levantar vuelo por sus propios medios.
Años de investigaciones por muchas personas ansiosas de conseguir esa proeza generaron resultados débiles y lentos pero continuados. El 28 de agosto de 1883 John Joseph Montgomery fue la primera persona en realizar un vuelo controlado con una máquina más pesada que el aire, un planeador. Otros investigadores que hicieron vuelos semejantes en aquella época fueron Otto Lilienthal, Percy Pilcher y Octave Chanute.
El primer avión propiamente dicho fue creado por Clément Ader que el 9 de octubre de 1890 consigue despegar y volar 50 metros con su Éole. Posteriormente repite la hazaña con el Avión II que vuela 200 metros, en 1892, y el Avión III que en 1897 vuela una distancia de más de 300 metros.
El vuelo del Éole fue el primer vuelo autopropulsado de la historia de la humanidad y es considerado como la fecha de inicio de la aviación en Europa.
Hay distintos grados de afición por los aviones desde aquel a quien simplemente no le disgustan hasta casos de verdadera adicción. Puede ser bastante común que a alguien simplemente le guste ver algunas fotos por Internet, le gusten las películas de aviación, que acuda a un festival si se celebra cerca de su residencia o que incluso eche un vistazo a algún foro ocasionalmente. Sin embargo en estos casos no será una prioridad y seguramente habrá otras cosas que considerará más interesantes. Existe otro tipo de casos en los que es complicado catalogar el grado de afición. Estaríamos hablando de verdaderos apasionados de todo lo que vuele a un nivel en que es difícil distinguir si estamos hablando de afición o adicción. Hablamos de una sensación que pocas cosas llegan a producir. Tal vez sea equiparable a ese "algo" que impulsa a los marinos a regresar al mar aún cuando ello los mantenga durante varios meses alejados de sus seres queridos o la vocación de un misionero que le hace abandonar todo para irse a cualquier rincón perdido del mundo a ayudar a los desfavorecidos. Sea lo que sea nadie termina de definir exactamente que es pero sin duda es algo que de una forma u otra termina condicionando la vida de quien lo padece.
Texto tomado de las siguientes páginas: "Wikipedia"; "Me gustan los aviones ¿es grave doctor?)
Y es así como algunos terminan poniendo un avión en una veleta.
| La veleta indica viento sud. San Isidro. Buenos Aires. Argentina |
| En esta casa. San Isidro. Buenos Aires. Argentina |
| Veleta de avión. Club Náutico San Pedro. Buenos Aires. Argentina. (Foto: Laura Iribas) |
En esta fachada. Melo 2193. Florida. Provincia de Buenos Aires. Argentina. (Foto: Romina Piccinali)


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